
06 Jun Seguimos arando futuro, educación para la paz y la Reincorporación
Seguimos arando futuro, educación para la paz y la Reincorporación
Desde el Consejo Nacional de Reincorporación – Componente Comunes, celebramos la realización del Encuentro Nacional de Entrega de Resultados del proyecto Arando la Educación, una apuesta pedagógica construida desde los territorios, con las y los firmantes del Acuerdo de Paz y las comunidades que le siguen apostando a la transformación social a través del derecho a la educación.
Este espacio fue mucho más que una entrega de cifras, fue un reconocimiento colectivo al esfuerzo de miles de hombres y mujeres que, con libros en mano, han demostrado que la reincorporación se construye en las aulas, en los salones comunitarios, y en cada espacio donde florece el saber cómo herramienta de dignidad.
Uno de los mayores aciertos del proyecto Arando la Educación ha sido entender que la reincorporación no es un proceso individual, sino profundamente colectivo. Por eso, el proyecto no solo ha atendido la formación de las y los firmantes del Acuerdo de Paz, sino también la de sus familias, hijas e hijos, y comunidades aledañas. Esta visión amplia ha fortalecido los lazos sociales, ha promovido la reconciliación en los territorios y ha permitido que la educación sea un motor compartido de dignidad, diálogo y transformación. Porque cuando una comunidad aprende junta, también se reconstruye y se proyecta hacia el futuro.
Además de la formación académica, Arando la Educación ha impulsado proyectos transversales que fortalecen el tejido social y comunitario, integrando prácticas pedagógicas con expresiones culturales, memoria histórica, economía solidaria, agroecología, enfoque de género y participación ciudadana. Estas iniciativas han permitido que la educación trascienda las aulas y se convierta en un proceso vivo, arraigado en las realidades del territorio, donde aprender también significa sanar, organizarse y crear colectivamente. Así, se han tejido lazos de confianza entre firmantes, familias y comunidades vecinas, generando procesos de reconciliación cotidiana que dan sentido y sostenibilidad a la paz desde abajo.
Volver a estudiar después de tantos años fue difícil, pero también fue una liberación. La educación me dio herramientas para entender el mundo desde otro lugar, y ahora soy yo quien enseña a otros en mi comunidad. Eso también es construir paz.”
— Diana, firmante de paz en el Meta
Durante el encuentro, se visibilizaron los logros de un proceso que ha abierto oportunidades educativas en más de 30 territorios del país, priorizando zonas históricamente golpeadas por la guerra y el abandono estatal. Se compartieron testimonios de firmantes que hoy son bachilleres, alfabetizadores y hasta aspirantes a estudios superiores, se reafirmó el valor de la educación como eje de sostenibilidad para los proyectos de vida individuales y colectivos.
Reconocemos el papel de aliados institucionales, de cooperación y de las organizaciones sociales que han hecho posible esta iniciativa. Pero, sobre todo, reivindicamos el papel activo de las y los firmantes como protagonistas de su propio proceso de formación, y como educadores populares que siembran paz desde la palabra, el ejemplo y la organización.
“Con un lápiz en la mano estudiando para mi proyecto de vida me sentí más poderoso que nunca. Aprender a leer y escribir bien me dio confianza, me dio voz. La educación me ayudó a sanar y a soñar con una vida distinta para mis hijos.”
— José, firmante de paz en Nariño






Reconocemos el papel de aliados institucionales, de cooperación y de las organizaciones sociales que han hecho posible esta iniciativa. Pero, sobre todo, reivindicamos el papel activo de las y los firmantes como protagonistas de su propio proceso de formación, y como educadores populares que siembran paz desde la palabra, el ejemplo y la organización.
Reafirmamos nuestro compromiso con el derecho a la educación como una garantía fundamental en el camino de la reincorporación integral. La paz no se decreta, se siembra, se cuida y se educa.
Desde el Consejo Nacional de Reincorporación – Componente Comunes, hacemos un llamado a todas las instituciones, organizaciones y personas comprometidas con la paz a seguir apoyando estos procesos de educación comunitaria, que han demostrado ser clave para la transformación del territorio y la consolidación de una reincorporación con sentido y futuro.
Agradecemos profundamente a quienes, desde el inicio, han creído en esta apuesta y la han hecho posible, docentes, estudiantes, comunidades, entidades gubernamentales, cooperantes internacionales y organizaciones sociales. Gracias por sembrar con nosotros esta semilla de esperanza. La educación seguirá siendo el camino más firme hacia una paz con igualdad, justicia social y con dignidad para todos y todas.
En Colombia, arar la tierra y cultivar han sido por siglos más que un sustento: son el latido de las comunidades, el legado de generaciones y un acto de resiliencia frente a las adversidades. Esta práctica, que exige paciencia, dedicación y una fe inquebrantable en el futuro por una buena cosecha, nos identifica como colombianos y colombianas con una riqueza cultural y simbólica en el cuidado, la conexión con la tierra y la transmisión de saberes. Al mantener este compromiso con la tierra, los campesinos y campesinas no solo aseguran el sustento de sus familias y comunidades, sino que también contribuyen a la construcción de la paz.
¡Las y los firmantes de paz seguiremos arando la educación, seguiremos cultivando la paz!
La educación nos permitió reconocernos como personas con dignidad, con capacidades. No solo aprendimos, también enseñamos. Cada clase fue un espacio de encuentro, de diálogo, de reconciliación con uno mismo y con el país.”
— Mariela, firmante de paz en Antioquia






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